miércoles, 10 de junio de 2009

Demasiado

- ¿Cómo?

- Los dos corremos, definitivamente somos los dos. Y para el mismo lado, eso también. ¿Que es lo que falta, entonces, para volver a ser uno? Por ahí es saber un poco menos de nosotros. Nunca es bueno conocerse tanto. Yo siempre sé que vas a estar del otro lado de la cama, y vos sabes que la cerveza me gusta bien fría. Yo sé que soy yo y vos sabes que sos vos. Pero yo sé que sos vos, y sé como sos, uno no sé conoce, siento que te conozco más a vos que vos misma. ¿Cómo querés que seamos uno si somos dos bien diferenciados?

- Te estás volviendo loco.

- Yo diría que me estoy volviendo muy poco loco, y que esta gran mentira no funcionaría si no fueran todos ustedes unos locos. Si yo te conozco tanto, quiere decir que conozco tus apariencias, definitivamente, a menos que nos pongamos místicos y esas cosas, entonces conozco tus apariencias, la relación de tus apariencias, las respuestas de tus apariencias a otras apariencias, hasta de las mías que las manejo yo (hasta ahora eso creo), es como la campanita y el perro con hambre. ¿Te das cuenta?

- ¿Ves lo que estás diciendo? Sos un conductista sin sentido de la identidad.

- Bueno, mira, ¿como yo podía saber que ibas a decir eso?

- ¿Como sé que vos sabías que yo iba a decir eso?

- Es un tema de confianza, no te pongas positivista, ¿me vas a hacer andar con un cuadernito para todos lados? Pero pensálo, es como creer que un beso es la suma de dos bocas y sus respectivas lenguas.

- Capaz tengas razón. Estoy demasiado segura de que me vas a cuidar como para poder quererte.