Costumbre

Estaba sentado en la barra tomando un trago, nadie sabía si frecuentaba ese bar, nadie sabía si era habitual su indefinido estado de ánimo. Cuando ellos se acercaron, supo todo. Le pegaron, le robaron y humillaron. Entre gritos de "no les vas a pegar?", "¿no los vas a correr?" y hasta un que otro "¿no los vas a matar?" el barman, confundido pero entendiendo, se le acerca y le dice:
- ¿Querés otro trago? hay promo dos por uno.
- No, gracias, me voy a Misiones.

- Abrázalo y yo le sirvo.

- ¿Pero que condición es esa?

- Te digo que lo abraces o juro que no le sirvo.

Habrá tiempo

- No podrás encontrar la salida, no podrás es imposible, todo fue intentado, deja de caminar, no tiene sentido. Miles de años de historia y nadie pudo salir por ahí. – pero era en vano, Marcos no lo estaba escuchando, frenéticamente Juan seguía su lucha, sin saber bien por que, ya habría tiempo para pensarlo. – Marcos, podes volver, no me hagas correr, ¡hey! No te das cuenta que no tiene solución. – Pesadamente la persecución continuaba, Juan miraba la hora y se acordaba que tenía que ir a prender la estufa, no sabía bien por que a esa hora, pero ya habría tiempo para pensarlo. – Marcos me estas cansando, es un hecho, por ahí no llegas a ninguna parte, tenemos que usar la cabeza con tanta gente ciega, nosotros no debemos derrochar energía vanamente si no es la salida, conocemos los métodos racionales – no sabía bien porque decía eso, pero ya habría tiempo para pensarlo. – Bueno si así lo querés, anda, pero no vas a llegar a ningún lado, ¡¡a ningún lado!! conste que te avise. – completamente enojado decide ir y tomarlo por la espalda, Marcos se sobresalta se saca los auriculares y se da vuelta.
- ¿Me hablabas? ¿Que pasa?
- ¿No te das cuenta que no llegas a ninguna parte por acá? no es la salida ¿Qué es lo que estás haciendo?
- Caminando – contesta Marcos indiferente, retoma su paso y vuelve – ¿Qué salida?